Las leyes y nuestra idiosincrasia | Opinión de la Dip. María Antonieta Pérez
- La Redacción
- hace 2 días
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Uno de los elementos en países de primer mundo es sin duda un sistema jurídico sólido, justo y severo de tal manera que desinhiba la comisión de los delitos, Dinamarca, Suiza, Japón, Holanda entre otros muchos son la clara muestra de que es posible crear sociedades que tienen casi garantizada con un alto nivel de paz y desarrollo su vida en comunidad.
La seguridad de vida y el nivel de tranquilidad que disfrutan muchos de los países avanzados nos lleva necesariamente a la pregunta obligada: ¿estos países carecen de altos niveles de criminalidad porque tienen leyes solidad o porque tienen ciudadanos íntegros?
México desafortunadamente está muy lejos de tener ya no solo leyes justas y claras sino de contar con un sistema de justicia que disminuya la increíble taza de impunidad del 98% ante delitos de todo tipo, sin embargo, hay casos en que las leyes son claras y aun así es insuficiente para detener la comisión de los crímenes que tratan estas de impedir. Nuestros gobernantes por décadas se olvidaron de fortalecer el pilar de la justicia como cimiento para el desarrollo de nuestro país, leyes hechas a conveniencia del poder económico, cabilderos en las cámaras casi definiendo la redacción de los articulados, de todo menos el aseguramiento de la paz, el derecho y la verdad al servicio de los mexicanos.
El Código Penal del nuestro Estado establece muy claramente que ningún menor de edad es apto para contraer nupcias, así de sencillo, sin embrago, en el 2023 en varios municipios de Chihuahua se celebraron 23 matrimonios con mujeres entre los 11 y los 17 años, emitiendo las oficinas respectivas las actas correspondientes en cada caso. A pesar de ser un delito no se abrió carpeta de investigación por parte de ninguna de las fiscalías. Las guarderías públicas o privadas están reguladas para garantizar el respeto y cumplimiento de la protección de los derechos de los menores que cuidan, en semanas pasadas nos encontramos con la terrible noticia de que en varios “espacios de cuidado” supuestamente se habían presentado casos de violencia sexual en contra de algunos menores.
La pregunta obligada es: ¿Por qué si las leyes en los casos que nos ocupan son claras no se evitó la comisión de los delitos correspondientes? Simple, porque no bastan leyes perfectas para que se imparta justicia, hace falta funcionarios, juzgadores o servidores públicos dispuestos a observar y hacer cumplir esas leyes. En los dos casos que nos ocupa fallaron por corrupción, negligencia o falta de interés los funcionarios del Registro Civil, así como los Supervisores y Directores de las guarderías. Esto nos explica claramente que para que un país logre un grado de desarrollo y justicia no solo se necesita un sólido sistema judicial y legal sino gobernantes, funcionarios, servidores públicos y ciudadanos honestos y con alto nivel de ética, moral y valores dispuestos a observar y exigir el cumplimiento de nuestras leyes.
México por desgracia aún está muy lejos de conquistar los niveles de desarrollo de países de primer mundo, hemos perdido generaciones y generaciones tratando de cambiar la idiosincrasia del mexicano, pasar de la mentalidad de la corrupción a la honestidad, de la mentira a la verdad, del “vale madrismo” al respeto por todo y por todos, de la mediocridad a la superación personal, del ser parte del problema a ser parte de la solución.
El reto es tremendo y difícil es estimar cuantas generaciones más habrá que luchar por cambiar la idiosincrasia del mexicano. El dilema es simple, o seguimos cayendo en espiral hasta llegar a ser un país imposible de habitar o logramos algún día niveles de paz y desarrollo como los nipones. La disyuntiva es clara y la solución también.
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