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¿Cierto o falso? Expectativas de los jóvenes | Opinión de Pricila Fernández

  • Foto del escritor: La Redacción
    La Redacción
  • 31 mar
  • 2 Min. de lectura

¿Cierto o falso que ser joven en la actualidad es vivir entre expectativas? Desde que somos pequeños, nos dicen que tenemos que ser exitosos, independientes, sobresalientes. Que debemos estudiar una carrera, encontrar un buen trabajo, construir un futuro estable. Se espera mucho de nosotros, como si tuviéramos que cumplir con un estándar invisible que cambia con cada generación, pero, al mismo tiempo, nos resaltan que la etapa de nuestra juventud debemos vivirla y disfrutarla al máximo.


Tienes que viajar, conocer, crear experiencias y despreocuparte un poco para así en el futuro no arrepentirte de no haber disfrutado. Pero espera, porque si sobrepasas un límite, te convertirás en una persona "vividora" que, después, no conseguirá trabajo y se quedará estancada en sus experiencias para siempre. Ahora, ¿cómo encuentras ese límite? ¿Cierto o falso que la mayoría de los jóvenes no lo sabemos?


Conozco a personas tan centradas que ni siquiera tienen tiempo de salir y disfrutar un rato con sus amigos; personas que planifican toda su vida y describen sus metas para encaminarse hacia ellas y no perder más tiempo. Realmente es admirable observar la rapidez con la que logran alcanzar la mayoría de estas. Pero también tengo amigos que, al contrario, viven despreocupados y solo esperan lo que la vida les pueda dar, disfrutando cada momento, conociendo y experimentando su juventud. Y, al final de cuentas, la vida los lleva a cosas impresionantes también. Pero, ¿qué persona quiero ser yo? ¿Cuál me haría sentir mejor? ¿Y por qué es tan difícil encontrar un equilibrio?


Lo cierto es que cada época tiene sus propios desafíos. Nuestros padres enfrentaron obstáculos distintos a los nuestros, y nuestros abuelos vivieron en un mundo completamente diferente. A nosotros nos toca adaptarnos a cambios constantes: tecnológicos, sociales y económicos. Crecemos en una era donde la inmediatez lo es todo y la comparación con los demás es inevitable. Las redes sociales nos muestran vidas aparentemente perfectas, metas que parecen alcanzables para todos menos para uno mismo.


Si eres mujer, la carga es aún mayor. No basta con ser buena en lo que haces; tienes que demostrarlo el doble. Debes destacar, ser fuerte, inspirar, romper barreras y, al mismo tiempo, evitar los juicios que caen sobre cualquier decisión que tomes. Porque, si te esfuerzas mucho, te dirán exagerada. Si te conformas con menos, te llamarán mediocre. Y cuidado con ser joven y tener un puesto o cargo alto, porque entonces todos se preguntarán con qué hombre te tuviste que relacionar para estar ahí.


Pero aquí está el punto clave: vivimos entre miles de expectativas, pero la únicas que realmente importan son las tuyas. Nadie más puede definir tu éxito ni medir tu progreso. No tienes que encajar en una idea impuesta de lo que significa “triunfar”. Si cumplir con ciertos estándares te hace feliz, adelante. Pero, si lo que realmente quieres es algo distinto, también está bien, y no deberías ser juzgada o juzgado por ello.


Ser joven no debería sentirse como una carrera contra el tiempo o contra los demás. Debería ser la etapa en la que construyes lo que eres, a tu manera y a tu ritmo. Al final, la única meta real es encontrar quién quieres ser y hacerlo por ti, no por los demás.


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